Una historia nacional y popular de la petrolera argentina. En tiempos de ajuste y privatización, la necesidad de defender a capa y espada lo nuestro.
Aunque el presidente Javier Milei se ponga la ropa de YPF, en su mentalidad anarco-capitalista no le cabe que siga siendo estatal. Al mismo tiempo, le resulta innegable -en épocas de vacas flacas- el hecho de que la petrolera sea superavitaria: en 2024 logró una ganancia neta por 2.393 millones de dólares.
Cabe destacar, asimismo, que la producción de crudo de YPF en Vaca Muerta creció un 26% el último año, a 122.400 barriles equivalentes por día, y sus exportaciones de petróleo se incrementaron un 174% con respecto a 2023.
Estos logros son inexplicables sin hacer alusión a la recuperación del 51% del paquete accionario de YPF por parte del Estado Nacional en 2012, tras varios años en los que la firma petrolera estuvo en manos del sector privado. En los últimos días, un fallo de la Justicia de EE.UU. busca poner en jaque lo que significó la nacionalización de YPF durante la gestión de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
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La producción de crudo de YPF en Vaca Muerta creció un 26% el último año, a 122.400 barriles equivalentes por día, y sus exportaciones de petróleo se incrementaron un 174% con respecto a 2023.
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YPF nacional y popular
Desde su creación el 3 de junio de 1922, que se produjo a fines de la presidencia de Hipólito Yrigoyen y bajo el impulso del general Enrique Mosconi, YPF fue siempre la empresa más grande del país y un símbolo de progreso económico, así como de construcción de soberanía nacional e integración territorial.
Durante la primera y segunda presidencia de Juan Domingo Perón, las empresas estatales contribuyeron en gran medida al nacimiento de muchas localidades, promoviendo así la creación de escuelas y hospitales para sus empleados, sus familias y la comunidad en general.
En el marco de lo que fue la Constitución de 1949, YPF también es un símbolo del peronismo. Ese mismo año se inauguró el gasoducto más largo del mundo financiado con capitales nacionales, que no alcanzó su objetivo deseado: el autoabastecimiento.
Ahora se busca volver a privatizar YPF con el objetivo de entregar sus recursos y ganancias a compañías multinacionales. Esto fue lo que hizo Carlos Menem en el marco de una política económica neoliberal. Repsol, por ejemplo, utilizó los activos de YPF para favorecer su expansión internacional y financiar la búsqueda de petróleo en otros puntos del planeta.
