Los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner han sido objeto de intensos debates y críticas, siendo que han sido etiquetados como autoritarios, anti-institucionales e incluso de populistas. Sin embargo, los gobiernos kirchneristas establecieron un proceso de nombramiento que -en comparación con los de Mauricio Macri y Javier Milei- se destacó por su transparencia y legitimidad.
Bajo la administración kirchnerista, fueron propuestos y designados como Supremos del Tribunal Superior: Eugenio Raul Zaffaroni (2003), Carmen Argibay (2004), Elena Highton de Nolasco (2004) y Ricardo Lorenzetti (2004), quienes han sido reconocidos por su trayectoria, independencia y profesionalismo.
De los cuatro jueces finalmente nominados para la Corte Suprema de Justicia durante el
gobierno de Néstor Kirchner, dos de los cargos fueron para mujeres:
Argibay y Highton de Nolasco. En un marco de discusión sobre los avances en materia de género, resulta triste y alarmante destacar que fue el único gobierno democrático -y abarcamos desde la Ley Sáenz Peña hasta hoy- que impulsó a mujeres para un lugar tan importante.
Ya en funciones, estos jueces tomaron decisiones que desafiaron incluso las políticas del mismo gobierno que los designó: votaron en contra de leyes clave, como la ley de medios o la reforma judicial. Este punto es un indicador de la fortaleza institucional y del respeto a la división de poderes, algo que se pasa por alto en la narrativa crítica hacia el kirchnerismo.
Durante el gobierno de Mauricio Macri, la designación de jueces de la Corte se llevó a cabo de manera más opaca y controversial. A pesar de haber llegado al poder con la promesa de fortalecer las instituciones democráticas, Macri utilizó el decreto de necesidad y urgencia para designar a Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz.
Esto planteó fuertes interrogantes sobre la independencia de la Corte y su capacidad para actuar como un contrapeso al poder ejecutivo, algo fundamental en una democracia sana.
No obstante, se debe resaltar que Rosatti y Rosenkrantz no asumieron en comisión y que finalmente se recurrió al procedimiento de audiencias y al acuerdo legislativo necesario en el Senado, pero su designación desprolija y apurada dejó un antecedente que generó alarmas en el mundo jurídico y constitucional.
Con un patrón similar al de Macri, finalmente Milei utiliza aquel antecedente para imponer a sus dos candidatos propuestos, aún sin tener el aval del Senado de la Nación. Así, a través de sendos Decretos del Poder Ejecutivo, Milei designa en comisión a Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla como Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Por último, volviendo al dato del importante enfoque de género, vemos que, siendo que Argibay y Highton de Nolasco ya no forman más parte de la Corte Suprema, el máximo tribunal continuaría sin mujeres entre sus integrantes, continuando con la triste y vergonzante estadística de que solo tuvo 3 mujeres en toda su historia.
