Un fallo unánime de tres jueces de una Corte Suprema deslegitimada y plagada de juicios políticos. La condena a Cristina y la jugada antidemocrática que se esconde atrás
La condena a seis años de prisión e inhabilitación eterna para ejercer cargos públicos sobre Cristina Fernández de Kirchner modificó por completo el mapa político de cara a las elecciones legislativas de este año. CFK iba a ser candidata a legisladora por la tercera sección electoral, principal bastión del peronismo en la provincia de Buenos Aires.
La proscripción de la ex presidenta, por un lado, resulta funcional a las aspiraciones de La Libertad Avanza en PBA, teniendo en cuenta que CFK se encaminaba a obtener un cómodo triunfo en la populosa tercera sección. Por el otro, estando “la Jefa” fuera de juego recrudece aún más la interna política que ata de pies y manos la posibilidad de una reunificación del peronismo tras la derrota electoral de 2023.
Faltan apenas tres semanas para el cierre de listas en la Provincia. La principal incógnita es quién ocupará el lugar de Cristina como cabeza de lista en la estratégica tercera sección electoral, que reúne a casi cinco millones de votantes. Suena el apellido Kirchner (Máximo), pero también alguna referencia -¿intendente/a?- ligada al cristinismo o con buena llegada tanto a Cristina como a Axel Kicillof.
Uno de los problemas de esta elección para el peronismo es precisamente su formato. El desdoblamiento abona a la municipalización de la campaña y al “sálvese la sección que pueda”. Asimismo, la ausencia de PASO impide tener un filtro para dirimir los liderazgos por su cantidad de votos en un contexto en el que varios sectores a la vez se adjudican el dominio de “la lapicera” de cara al cierre de listas.
Otro inconveniente es la falta de unidad al interior del peronismo, cuestión claramente vinculada a la rosca político-electoral. De un lado sostienen que el armado de las listas debe correr por cuenta del gobernador Axel Kicillof, quien ya habría demostrado vasta capacidad de gestión y agallas suficientes para enfrentar el ajuste de Milei. Del otro lado empiezan a dudar de la lealtad del “Kichi” -que hasta hace un tiempo era el hijo pródigo de CFK- y se aferran al lema “Nada sin Cristina”.
¿Existen motivos para dudar de Kicillof? A priori no, representa los ideales más avanzados del kirchnerismo y ha implementado en la Provincia el modelo de inclusión y justicia social. Lo respaldan los gremios más combativos de la CTA y su gabinete incluye también a referentes de los movimientos sociales. Sin embargo, desde fines de 2023 hasta la actualidad se ha rodeado de algunos dirigentes que militaron fuerte el “albertismo” y otros que quedaron marginados de La Cámpora. Varios de ellos invierten buena parte de su militancia en atacar a la organización comandada por Máximo Kirchner.
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Faltan apenas tres semanas para el cierre de listas en la Provincia. La principal incógnita es quién ocupará el lugar de Cristina como cabeza de lista en la estratégica tercera sección electoral, que reúne a casi cinco millones de votantes.
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Al mismo tiempo, si se intenta debilitar al gobernador desde la Legislatura u otro sector político, se estaría tomando el camino equivocado. Una nueva derrota del peronismo en la Provincia podría subsumir a la principal fuerza opositora en una crisis aún más profunda. No hay margen para enfrentamientos estériles ni rosquitas inconducentes, ya que el principal perdedor sería el pueblo. No se puede obviar el rol activo de Kicillof, pero menos lo que representa Cristina en términos de votos y capacidad de movilización: el millón de personas que salió a las calles por su libertad es clara nuestra de ello. ¿Y Massa qué pito toca? ¿Vale lo mismo que los otros dos?
Es tiempo de sensatez, sabiduría y humildad. No hay lugar para que se impongan los matices porque enfrente está el enemigo más acérrimo. Una necesidad es que Kicillof haga un apoyo más explícito a Cristina. Un requerimiento es que Axel tenga un mayor protagonismo en el armado de listas. Pero lo fundamental es empezar a discutir qué país queremos a futuro y cuáles son los desafíos del campo nacional y popular para volver a interpelar a un sector mayoritario de la sociedad que hoy le está dando la espalda. Es posible creer y pensar positivamente, que algo bueno surja del caos reinante. Sin eso estamos perdidos.
