Algunas reflexiones políticas sobre un preocupante fenómeno a partir de los últimos guarismos electorales. Cómo reducir la apatía social y llamar a la esperanza colectiva.
Votar es un acto sociológico, un derecho adquirido. Desde la recuperación democrática en 1983, las grandes mayorías acudieron a las urnas para demandar una democracia en la que “se come, se cura y se educa”. Lejos de alcanzar estos anhelos, se trata de un sistema marcado por un sinnúmero de deudas sociales.
Esto no significa que haya que optar por regímenes autoritarios. Al contrario, es necesario profundizar la democracia. Hoy tenemos una democracia “representativa” que representa a cada vez menos gente y en la que más del 50% de la población vive bajo la línea de pobreza. Algo inadmisible, sin lugar a dudas.
Lo cierto es que los niveles de participación están a la baja desde hace bastante tiempo. Esta caída no se notó demasiado ni en 2015 ni en 2019, pero sí fue visible en 2023. Los últimos guarismos electorales indican que se tiende a profundizar. Las recientes elecciones en provincias como Jujuy, Salta y San Luis exhibieron porcentajes de abstención electoral de hasta el 40%. Casi la mitad del padrón electoral.
“es necesario profundizar la democracia. Hoy tenemos una democracia “representativa” que representa a cada vez menos gente y en la que más del 50% de la población vive bajo la línea de pobreza. Algo inadmisible, sin lugar a dudas.”
¿Qué expresan estos números? Por un lado, hay una resignación fuerte con la dirigencia política y hacia la política en general, dado que no le está resolviendo los problemas fundamentales a la ciudadanía. Por el otro, atravesamos un clima de época marcado por los discursos de odio, los ataques constantes a la democracia y el auge de las ultraderechas que rechazan lo colectivo. Un combo explosivo. Si bien el voto es un acto individual, se inscribe en una representación social y una identificación con valores patrios. Como bien se explica en El Eternauta: nadie se salva solo.
Corren tiempos difíciles en los que la paciencia resulta un elemento fundamental para abordar cada problema. Resulta muy importante promover la participación política en todas sus facetas, que incluye no sólo al voto sino también a llamar a organizarse desde la sensibilidad y el sufrimiento de los otros. Un llamado a la empatía, hablar de igual a igual y plantear esperanza hacia el futuro van de la mano para al menos reducir la apatía social y política, que hoy se expresa en una menor asistencia a las urnas.
